lunes, 1 de octubre de 2018

LA CASA DEL ÁRBOL





LA CASA DEL ÁRBOL

Aquel tronco que logró una casa para el árbol,
quería un hogar que uniera lo separado,
y un negro invierno se metió en sus entrañas,
volando de la vida sin lograrlo,
de él solo quedó su huella y la casa del árbol,
y en la casa, una viuda tejiendo intrigas que enredaban las ramas.
Yo nací en el árbol, ya sin tronco, pero sí con la casa,
desde abajo, yo veía las ramas crecer muy liadas
sin saberse del árbol, pero sí de la casa.
Mi madre amaba a ese tronco,
y pasó su existencia arbolando a las ramas,
ella amaba a la estirpe que nació de su vientre
y a las ramas ya nacidas del tronco,
y a pesar del embrollo del tronco, de la casa y de las ramas enredadas,
con el paso del tiempo se fue diluyendo el enredo entre casa y árbol,
se injertó savia nueva que aportó bellas ramas,
hoy es un árbol hermoso, ya sin casa,
y su copa no olvida al tronco,
pues mi madre me llama para que limpie, con palabras,
con palabras que sanan,
con palabras que lanzo al viento y disuelvan el daño,
con palabras que hagan libre a las ramas.


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