Normal es el calor absoluto de la parte izquierda
de tu camisa
cuando me abrazas en otoño como si fuera primavera,
Normal es saber descifrar las heridas de tu piel y
los enigmas de tus silencios
que guardas ocultos en tu bolso bandolera,
Normal es dejarme enredar en tus planes de viernes
cuando duermes sobre mí, después de mil batallas.
Normal es esa patológica inclinación que tiene mi sexo
hacia el óxido de tu piel,
que te busca incansablemente para perturbar la
temperatura de mi alcoba.
Lo normal son tus carencias que nadie percibe,
porque yo las disfrazo y las mías que son aún más,
y tú haces que no las ves aunque siempre han
estado.
Todo es normal desde que el tiempo nos ató a un
algarrobo loco
en el que nuestras ramas han florecido alargando
la primavera,
dejando huella indeleble en él.
Lo raro son el resto de las aves que trazan sus
círculos danzando en sol ajeno,
¡cuidado el sol tiene una sola orbita!,
lo raro son los bocados que el tiempo no para de
darnos,
relegándonos una y otra vez al punto de partida.
Lo raro es que pase un día sin sentir tus labios
sobre los míos,
que mi cuerpo no busque el contacto del tuyo,
que pasen los años y siga enamorada de ti como la
primera vez,
Lo raro es que aún existan los mismos roces de
siempre
que ya deberíamos haber superado con los años,
Lo raro es el vértigo que siento cuando te alejas
de mi lado
confirmándome mi adicción a tu presencia.
Somos normales tirando a cotidianos,
nos frecuentamos como único clavo que arde,
el que nos da pasión a pesar de las canas,
‑que se empeñan en aguarnos la existencia‑.
Normales entre nosotros y raros entre el resto,
Tu rareza, ahora se me ha hecho normal,
mientras que mi normalidad se ha tornado rara,
lo normal y lo raro bailan y avanzan juntos en
nuestra vida.
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