jueves, 14 de noviembre de 2013

JUEGO DE VOCABLOS

47 palabras resucitaron al ego adormecido,
profesando una liturgia ancestral.
Altivo liberó sospechas en el desván,
provocando una tempestad en mi corazón.
Instruida identifiqué su fragancia hiriente,
limpié la semántica de juicios,
Juego de vocablos.
Concentré mi energía en lo principal,
apareció la calma,

Llegó la paz.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

UN ERROR

Al anuncio de tu llegada,
un cataclismo sacudió la breve historia de mi tierna adultez,
una corriente helada acarició mi esencia,
ensombreció mis sueños,
la obscuridad anidó en mi.
¡No lo deseo!¡No anhelo lo que crece en mi!
Quiero extirpar ese momento,
Retroceder al instante anterior,
¡Acabar con todo!
La perspectiva se tornó amenazadora…
Los días pasaron sin ninguna evolución en mi ánimo.
La resignación despojó de su lugar a la desesperación.
Pero, era irremediable…
El momento llegó, era el principio de un resultado anunciado.
El aroma a tierra mojada presagiaba una gran tormenta,
los rayos concentraron su furia en mi seno,
mis jóvenes carnes sufrían el azote del padecimiento.
Unas bailaban su danza rutinaria y automática.
Yo, solo tenía que colaborar,
la maquinaria estaba en marcha.
Tú eras la encargada de orquestarnos a todas.
Por la gélida estancia pasaron las parcas siete veces,
juguetearon estrangulando el cordón umbilical en tu frágil cuellecito,
tu piel cerúlea delataba algo fatal,
apresuradamente las danzarinas te apartaron de mi sin ninguna cortesía,
quedé tendida tiritando, como una piltrafa, abandonada…
De repente todo cambió,
los nubarrones dieron paso a la luz,
una bailarina traía un bulto en su regazo,
la sonrisa de su mirada confirmaba mi seguridad.
Estabas allí, vencedora, triunfante, luchadora, decidida,
inexorable, elegida, amada, creada.
¡Única!
Tu indeleble sonrisa enamoró mi alma,
tu plenilunada carita sedujo mi memoria,
dos luceros verdes clavaron su rumbo en los míos,
tu aroma personal invadió mi intuición,
por la obertura identifiqué en ti algo divino,
comprendí, que otro había sido el error…
En donde hubo dudas se injertaron certezas,
donde hubo lágrimas, sonrisas.
Una enseñanza más,
para la reválida de la vida


lunes, 11 de noviembre de 2013

PALABRAS

¡Volad! osadas, arriesgadas, resueltas, comprometidas,
amadas, esperadas, ilusionadas, melancólicas, hirientes,
espontáneas, invasoras, veladas, independientes, sin juicio.
Nacéis ingenuas
de la quimera aventurada,
os abrís camino huyendo de la entelequia,
situándoos en el flujo creador,
rivalizando con vuestras adversarias,
aguardáis el momento propicio para conmover al artífice,
ganando así por deliberación.
Entonces,
retozando en un ritual tácito
que ilusiona el alma.
Una vez certeras,
os acopláis, configurando vuestro cosmos.
Después, en complicidad con las ondas,
deambuláis sin rumbo fijo,
buscando un alma afín,
atravesando juguetonas
el etéreo firmamento imaginario,
lejos de complejos infundados,
de pericias artificiosas
que aprueben su válido espíritu,
reposáis vuestro aliento en algún adepto,

revelando un mensaje.

sábado, 2 de noviembre de 2013

VALENTINA

Percibo tu ausencia en el álveo de mi fundamento,
intuyo la escasez de tu desahogo,
el alivio de tu entidad se ha desvanecido,
tu hálito ya no existe.
La distracción de mi intelecto
me llevó por atajos anestesiantes.
Mi altanera madurez exhortaba el silencioso camino,
debía resistir el odioso castigo impuesto por los hados,
¡se impuso la lucha de la prole!
Engalané el trayecto con algazara pueril,
satisfacciones fútiles,
carcajadas fastuosas…
No identifiqué la oquedad por la que aceleraba mi existencia.
Ahora busco la reliquia de tu fragancia,
las huellas que propicien nuestro encuentro,
mas no hallo ni las ascuas de ti.
Hostigo mis entrañas buscándote,
visito lugares en donde estuvimos,
absorbo el recuerdo más diminuto.
Solo tu ausencia encuentro,
tan solo una presencia liviana que no me satisface.
¿Dónde estás? ¿Por qué te dejé marchar?
¡Pensé que no te necesitaba!
Pero hoy…
Reclamo los ensoñadores ojos verdes que acariciaban mi alma,
Tu sonrisa amplia, esencia de tu rostro, que abrigaba mi aflicción,
el confortable regazo que acunaba mi angustia, que aquietaba mi espíritu,
la indudable paz de tu cobijo,
mi respiro justificado…
Pero hoy…
¡No estás! ¡ya nunca volverás!
Nadie puede reemplazarte.
¡Sola!...
El desierto se ha instalado en mi corazón.
La obscuridad será la amiga secreta
que me consuele en las largas vigilias que vendrán.
Construiré una sordina invisible que enmascare mi angustia.
Sofocaré la aflicción que socava mi interior.
Poco a poco…  moriré.