sábado, 20 de octubre de 2018

BEGIN THE BEGUINE




No había término para describir aquel horror, la guerra se llevaría a cabo con toda seguridad, cualquier final era posible. Solo unas preguntas en el aire:
-¿Qué había sido del ángel alado subido en su caballo, y de su espada protectora?
-¿Qué había sucedido con las amapolas tatuadas en su piel como único mapa de su propósito?
-¿Cómo habíamos llegado a esto?
La sombra había apagado los días en el norte y la penumbra avanzaba como el viento por entre las montañas, como un corredor propagando la desesperanza entre las amapolas.
            Comenzamos la lucha sin apenas armas, nos vestimos de miedo ante aquel enemigo que mermaba los ánimos flecha a flecha, rugido a rugido, mordiendo el valor a cada paso. Muchos fueron los que nos invitaban a la rendición, a abandonar nuestro reino entregándoselo al reino de la sombra, como lo habían hecho otras naciones, y con ello a nuestra extinción total. Tú habías dejado de tener fe, pero siempre permaneciste a mi lado y desde las almenas vimos mermar nuestras fronteras bocado a bocado.
Pero nací guerrera, y a pesar de que no había armas humanas para luchar contra semejante enemigo, ¡Nunca dejé de tener esperanza!, luche por aquello que habíamos construido, tuve fe, elevé mis oraciones, envié mensajeros a nuestros aliados, a los miembros de una alianza primigenia que pronto, sintiéndose parte de nuestro todo, se unieron para rescatarnos. Con su ayuda fuimos conscientes por primera vez que la victoria podía ser. Ellos nos mostraron que hay sombras que no tienen poder sobre el amor. Nos mostraron diferentes finales para esta gran guerra. En todas ellas sus ramas nos saludaban, reconociendo el dolor de las batallas y saliendo a nuestro encuentro.
En estos momentos somos los héroes de nuestra historia, porque no nos hemos rendido, porque tenemos confianza que todo va a salir bien. Es verdad que los símbolos fueron trágicos, que las raíces quedaron a la intemperie, y que hubo una gran batalla. Pero los símbolos son solo el mapa; las raíces permanecen con buena raigambre y dentro de nuestro territorio, que lejos de quedar devastado ahora todo está por hacer, un nuevo mundo amanece más bello que nunca; la batalla nos ha hecho más fuerte.

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