lunes, 29 de octubre de 2018



  • UNA MADRE

    Cuando te sientes en medio de la nada,
    vencida por las lágrimas,
    y el mal se haya apoderado de tu mente,
    no hay nada como una madre,
    una madre con ojos de miel,
    una miel que te endulce.
    Definitivamente,
    cuando estés así,
    necesitas una madre,
    una madre que te envuelva en su universo de amor,
    un amor como solo una madre posee,
    un poseer que forma parte de tu interior,
    una madre convierte en triunfos todos tus fracasos,
    una madre no te compara,
    sino que se pasa la vida cosiéndote unas amplias alas
    hasta hacerte sentir como un cisne.
    Pero yo, ya no tengo madre,
    y tengo que seguir sin ningún consuelo,
    sin consuelo en medio de la nada,
    en medio de una nada
    en donde no sé qué dirección tomar,
    cualquiera cosa podría ser causa de conflicto,
    la vida ha dejado de ser como acostumbraba,
    aunque si estuviera mi madre
    ella enjugaría mis lágrimas,
    tomaría asilo en su pecho
    y ella me ayudaría a elegir el camino a seguir,
    pero no tengo una madre,
    y me siento en medio de la nada.

domingo, 21 de octubre de 2018

LO NORMAL Y LO RARO





Normal es el calor absoluto de la parte izquierda de tu camisa
cuando me abrazas en otoño como si fuera primavera,
Normal es saber descifrar las heridas de tu piel y los enigmas de tus silencios
que guardas ocultos en tu bolso bandolera,
Normal es dejarme enredar en tus planes de viernes
cuando duermes sobre mí, después de mil batallas.
Normal es esa patológica inclinación que tiene mi sexo hacia el óxido de tu piel,
que te busca incansablemente para perturbar la temperatura de mi alcoba.
Lo normal son tus carencias que nadie percibe,
porque yo las disfrazo y las mías que son aún más,
y tú haces que no las ves aunque siempre han estado.
Todo es normal desde que el tiempo nos ató a un algarrobo loco
en el que nuestras ramas han florecido alargando la primavera,
dejando huella indeleble en él.
Lo raro son el resto de las aves que trazan sus círculos danzando en sol ajeno,
¡cuidado el sol tiene una sola orbita!,
lo raro son los bocados que el tiempo no para de darnos,
relegándonos una y otra vez al punto de partida.
Lo raro es que pase un día sin sentir tus labios sobre los míos,
que mi cuerpo no busque el contacto del tuyo,
que pasen los años y siga enamorada de ti como la primera vez,
Lo raro es que aún existan los mismos roces de siempre
que ya deberíamos haber superado con los años,
Lo raro es el vértigo que siento cuando te alejas de mi lado
confirmándome mi adicción a tu presencia.
Somos normales tirando a cotidianos,
nos frecuentamos como único clavo que arde,
el que nos da pasión a pesar de las canas,
‑que se empeñan en aguarnos la existencia‑.
Normales entre nosotros y raros entre el resto,
Tu rareza, ahora se me ha hecho normal,
mientras que mi normalidad se ha tornado rara,
lo normal y lo raro bailan y avanzan juntos en nuestra vida.



sábado, 20 de octubre de 2018

BEGIN THE BEGUINE




No había término para describir aquel horror, la guerra se llevaría a cabo con toda seguridad, cualquier final era posible. Solo unas preguntas en el aire:
-¿Qué había sido del ángel alado subido en su caballo, y de su espada protectora?
-¿Qué había sucedido con las amapolas tatuadas en su piel como único mapa de su propósito?
-¿Cómo habíamos llegado a esto?
La sombra había apagado los días en el norte y la penumbra avanzaba como el viento por entre las montañas, como un corredor propagando la desesperanza entre las amapolas.
            Comenzamos la lucha sin apenas armas, nos vestimos de miedo ante aquel enemigo que mermaba los ánimos flecha a flecha, rugido a rugido, mordiendo el valor a cada paso. Muchos fueron los que nos invitaban a la rendición, a abandonar nuestro reino entregándoselo al reino de la sombra, como lo habían hecho otras naciones, y con ello a nuestra extinción total. Tú habías dejado de tener fe, pero siempre permaneciste a mi lado y desde las almenas vimos mermar nuestras fronteras bocado a bocado.
Pero nací guerrera, y a pesar de que no había armas humanas para luchar contra semejante enemigo, ¡Nunca dejé de tener esperanza!, luche por aquello que habíamos construido, tuve fe, elevé mis oraciones, envié mensajeros a nuestros aliados, a los miembros de una alianza primigenia que pronto, sintiéndose parte de nuestro todo, se unieron para rescatarnos. Con su ayuda fuimos conscientes por primera vez que la victoria podía ser. Ellos nos mostraron que hay sombras que no tienen poder sobre el amor. Nos mostraron diferentes finales para esta gran guerra. En todas ellas sus ramas nos saludaban, reconociendo el dolor de las batallas y saliendo a nuestro encuentro.
En estos momentos somos los héroes de nuestra historia, porque no nos hemos rendido, porque tenemos confianza que todo va a salir bien. Es verdad que los símbolos fueron trágicos, que las raíces quedaron a la intemperie, y que hubo una gran batalla. Pero los símbolos son solo el mapa; las raíces permanecen con buena raigambre y dentro de nuestro territorio, que lejos de quedar devastado ahora todo está por hacer, un nuevo mundo amanece más bello que nunca; la batalla nos ha hecho más fuerte.

lunes, 1 de octubre de 2018

LA CASA DEL ÁRBOL





LA CASA DEL ÁRBOL

Aquel tronco que logró una casa para el árbol,
quería un hogar que uniera lo separado,
y un negro invierno se metió en sus entrañas,
volando de la vida sin lograrlo,
de él solo quedó su huella y la casa del árbol,
y en la casa, una viuda tejiendo intrigas que enredaban las ramas.
Yo nací en el árbol, ya sin tronco, pero sí con la casa,
desde abajo, yo veía las ramas crecer muy liadas
sin saberse del árbol, pero sí de la casa.
Mi madre amaba a ese tronco,
y pasó su existencia arbolando a las ramas,
ella amaba a la estirpe que nació de su vientre
y a las ramas ya nacidas del tronco,
y a pesar del embrollo del tronco, de la casa y de las ramas enredadas,
con el paso del tiempo se fue diluyendo el enredo entre casa y árbol,
se injertó savia nueva que aportó bellas ramas,
hoy es un árbol hermoso, ya sin casa,
y su copa no olvida al tronco,
pues mi madre me llama para que limpie, con palabras,
con palabras que sanan,
con palabras que lanzo al viento y disuelvan el daño,
con palabras que hagan libre a las ramas.