En el
remanso sereno
de la tregua
incierta,
tintinea el cierre
de la
acalorada alcoba,
invitación tácita
a un bolero melódico.
Una cálida luz
tamiza
el tacto
dócil
de caricias consentidas,
de risas olvidadas.
Tu piel
canela,
afrodisíaco ardiente
de mi envoltura
trotona,
agita la balandra
ardorosa,
enajenando
mi existencia.
Navegamos parejos,
descubriendo
horizontes,
fundiéndonos
sin recelo,
seduciéndonos
como siempre,
amándonos.
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