lunes, 12 de abril de 2021

FILOMENA DE MI VIDA (De la serie Daliça Yahon en el lugar de Yuncoslabia)

 

          Después de las merecidas vacaciones de Navidad, Daliça veía todo bajo otro punto de vista, había conseguido dormir y descansar, había estado estudiando sobre el asertividad, pero sobre todo estaba nueva, a pesar de la pandemia tuvo tiempo para estar con su familia, que siempre la recargaban las pilas. El viernes que estaba previsto volver al trabajo, la delegada del gobierno les ordenó que no se incorporara, ya que las carreteras estaban intransitables y no había acceso a los centros escolares. Ella que tenía un sentido muy crítico, estaba indignadísima, ya que en septiembre les obligaron a contemplar tres posibles escenarios: presencial, semipresencial, y online. Ella se preguntaba ¿Por qué no comenzaban el viernes de manera online? No, no fue así, tres días después la delegada -otra del club de la srta Pepis-, decidió que podían hacerlo online y que los tres días que no habían asistido al centro, ni impartido clases a través de internet, debían recuperarlos. Ella estaba indignada, porque la orden la había firmado la jefa y no le habían dado otra opción -habiéndola como la había-, pero los tres días perdidos los tenía que recuperar ella. En fin, era una indignación vacía, ya que nada se podía hacer al respecto.

          Daliça siempre había oído decir que un clavo saca otro clavo, la preocupación de diciembre quedó en el olvido, y se concentró en impartir clases online y hacer que sus alumnos se conectaran. Algo que no le costó mucho, ya que se conectaba vía online y pasaba lista a diario, y a diario, le tenían que enviar lo que se había realizado en clase a través del maravilloso programa. Eso suponía mucho trabajo para ella, ya que debía revisar lo trabajado uno por uno, en contraprestación consiguió que sus clases fueran productivas. Y por supuesto, supuso el abandono total de cualquier enemistad, ya que las clases las impartía sin mascarilla y se veían su rostro, su sonrisa y sirvió para unirse todo lo que no lo habían conseguido hasta ahora.

          Fue en ese momento, en el que descubrió a otros alumnos, en sus casas no podían hablar unos con otros, además de que tenían cerca a los padres y se comportaba como unos niños buenos.

          Los responsables del centro no fueron conscientes de los desperfectos que la Filomena había causado en el centro hasta pasado una semana, ya que el acceso al mismo era imposible. Una simple tormenta puso patas arriba a todo un país, sin embargo, ella estaba encantada, no tenía que conducir y sobre todo no se exponía a ningún virus.

          Una vez que se pudo acceder, volvieron con ganas, tanto alumnos como profesores. Daliça experimentó una relajación del acoso que sintió en diciembre, lo que supuso el primer momento desde que estaba allí de tranquilidad.

          Ella aprovecho para volver saborear el amor hacia su vocación, a disfrutar del contacto social y a empezar a ser ella misma, algo que no había podido hasta ahora.

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