jueves, 7 de mayo de 2015

CINCA SUEÑA

¡Qué bonito sería si existiese una luna de plata que desde el cielo viese los pensamientos y trabajase para que éstos se cumplieran!, ¡qué ideal sería que jamás nadie dañara y si hubiera daño que éste se pudiera borrar! –pensaba la niña Cinca–. Era un deseo como de algo etéreo que aparece y te concede todo lo bueno, incluso lo que jamás hubieras soñado. ¡Qué bonita hubiera sido su vida si algún ángel la hubiera llevado en las palmas de sus manos evitando los múltiples sinsabores que le ocurrían y que con los años le iban colmando hasta asfixiar, qué fácil veía la vida de otros que sin ningún esfuerzo conseguían encauzar su vida! y ¡qué visión más distorsionada tenía! Así transcurrían sus noches, depositando anhelos y voluntades sobre su almohada, que nunca se veían cumplidos. La vida siempre le ofrecía realidades distintas a las que ella deseaba. Podía ver como otros conseguían con toda naturalidad, incluso logros en los que no habían ni pensado, mientras a ella se le hacía difícil llegar a sus metas. Siempre existía un obstáculo que aunque no impedía que realizase los proyectos, los caminos para conseguirlo eran siempre tortuosos y enrevesados. Siempre existía una sombra bajo la que ella debía avanzar en el camino… No obstante fue su afán de superación y su inquietud lo que hizo que Cinca emprendiera una búsqueda hacia la verdad, hacia la libertad. Comenzó a compartir sentimientos, a investigar la forma de gestionar la vida, a caminar intentando retirar el lastre que en su corta edad ya había hecho mella. En el camino conoció la insatisfacción que se había instalado en el hombre y que hacía de las diferencias el sufrimiento de los hombres en vez de su riqueza, conoció los encasillamientos alienantes que relegaban al aborrecimiento de un futuro mejor, identificó el aturdimiento al que está sometido el intelecto gracias a la negación de las emociones y de las distintas capacidades humanas que lejos de situarlas en una amenaza para la sociedad pueden llegar a situarse en el reconocimiento de la plenitud humana. Un camino largo que inició la niña como única opción de superar los obstáculos que se iba encontrando. Sin embargo, Cinca reflexionó que aquellos obstáculos se habían convertido en las armas necesarias para la lucha diaria en la batalla de la vida. Lola Lirola, Toledo 07 de mayo de 2015

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