En el
silencio quedo,
por el
quicio amable,
me apartáis
de Morfeo.
¡Oh, Musas!
Os filtráis
bosando bosquejos,
tocando un soniquete
cansino,
nimbando mi
sentido,
cortejando
mi arrebato,
arrastrándome
en la noche.
¡Qué locura
embarga mi naturaleza
serena!
¡Qué
demencia
corteja mi
paz
quieta!...
No me
importa el dictamen
de
malandrines pérfidos
que humillan
mi perspectiva
de sueños
blancos.
Ya he
escuchado su canto,
ya vivo
hechizada por ellas,
ya su son ha
calado
mi esencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario