Las
gotas danzan frívolas
sobre
el tejadillo hueco,
interpretando
esa armonía,
preludio
de una liturgia,
que
despierta mi libido,
encendiendo
el recuerdo
del
aroma de su piel.
Ambas,
aliadas, cumplimos
el
pacto tácito sellado,
ellas,
sujetándote a mi,
yo
revelando mi deseo,
mi frescura
con descaro,
sin
recato, enredándote
entre
sábanas tempranas.
Y tú,
hechizado
en un
ritual inusual,
sucumbes
sin remisión,
abandonas
el tormento
que
tenazmente te acecha,
y te
entregas al amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario