De nuevo, en
la dulce aurora dominical,
su skyline
me hurta el calorcito de tu amor.
¡Tengo celos
de esa señora!
Que
presenció nuestros primeros encuentros,
y hoy
envidiosa, te aparta inexorablemente de nuestro tálamo.
¡Ay amor, entiendo
que huyas de esta pajarera loca!,
Pero…¡Vuelve,
que si nos dejan!
Pintaremos
una acuarela dulce tan sublime
que
olvidaremos el soporte gastado.
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