miércoles, 10 de julio de 2013

MI ESCULTOR

Con una inefable intención fuiste engendrado:
cincelarme,  modelarme, esculpirme y tallarme.
En un principio, te fue necesario hechizarme,
fomentado  por la potencia del hado.

Emprendiste tú, rápido, la obra fundamento:
usurpaste mi ego del desperdicio,
lo pretérito era  desaparición,
preparaste, corregiste  mi conocimiento.

Me amaste hasta el extremo del precipicio.
Tú me educaste en el amor, con mucha ciencia,
con tu ejemplo me instruiste en el camino.
 De una masa informe  creaste lo que soy.

Con una inefable intención fuiste engendrado:
cincelarme,  modelarme, esculpirme y tallarme.
En un principio, te fue necesario hechizarme,
fomentado  por la potencia del hado.

Nunca dudaste de la obra de tus manos,
me intuiste anticipadamente,
incluso antes que yo misma,
siempre supiste cual sería el resultado.

Sin embargo, siempre inconclusa,
me tocas y retocas buscando mi perfección.
Yo disfruto con tus manos en mí,
porque empiezo a intuir que yo seré tu obra.

Con una inefable intención fuiste engendrado:
cincelarme,  modelarme, esculpirme y tallarme.
En un principio, te fue necesario hechizarme,
fomentado  por la potencia del hado.








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